Algo de la historia de Berlín
Echo por Raúl
En
1945, al término de la segunda Guerra Mundial, los vencedores de Alemania
(Estados Unidos, la entonces Unión Soviética, Inglaterra) ocuparon y
dividieron, para su control, el territorio alemán. Esta división fue una
consecuencia directa del conflicto armado entre los poderosos del mundo:
ninguno de los vencedores quería que el antiguo régimen fascista volviera a
adquirir poder.
Berlín,
la capital, también fue dividida. La división física de la ciudad se consumó en
agosto de 1961 con la construcción de un muro comunista de separación, motivada
por el hecho de que el régimen de la República Federal
Alemana no podía frenar de otra manera la creciente corriente de fugitivos que
querían desplazarse al otro lado de Berlín. Desde 1961 hasta 1989 Alemania
estuvo separada. Lo difícil de esta creación de fronteras en un mismo país fue
que mucha gente, en un corto periodo, tuvo que separarse de sus familias.
Con
la construcción del Muro de Berlín, surgieron dos países. En el oeste
(República Federal de Alemania) y en el este (República Democrática Alemana),
existían sistemas de gobierno, ordenamientos económicos, ejércitos y
compromisos de alianzas diferentes.
En
la década de los ochenta, la
Unión Soviética expresó al mundo el comienzo de sus reformas
al régimen socialista, con el canciller soviético Mijail Gorvachev. Ese fue el
inicio de una ola de protestas, de movimientos sociales que acabaron por transformar
el bloque socialista, hasta casi desaparecerlo. Entre los países que
protestaron en contra de su sistema de gobierno, y en contra de la división,
estuvo la
República Democrática Alemana. En 1989, bajo la presión del
mundo, el gobierno aceptó la apertura de fronteras y el derrumbamiento del
Muro.
La República de Berlín Capital y
Metrópoli Cultural
Ayer
capital de Prusia y metrópoli cultural de los años veinte, hoy nueva capital
con nuevo rostro: Berlín vuelve a estar en pleno auge. Se siente palpitar la
vida en las avenidas, en los mercados de arte y en los mercadillos, en 300
establecimientos de moda y en sus 7.000 bares y restaurantes, abiertos a todas
horas. El visitante puede escoger entre tres óperas, dos salas de conciertos y
35 teatros; además: variedades, musicales y revistas. El amante del arte puede
encontrar además objetos fuera de lo común, desde Nefertiti a Beuys, en sus 170
museos
La
ciudad como una exposición; en Berlín encontrará los edificios más importantes
de nuestro tiempo. En donde antes había cimientos, los cuales han dado imagen a
la ciudad durante años, ha surgido nuevos barrios.
Potsdamer Platz se ha convertido en una zona urbana de
rascacielos situada en el centro de la que antaño fue "tierra de
nadie". Desde la terraza en el último piso del rascacielos Kollhoff podrá
disfrutar de una vista espectacular del recinto DaimlerChrysler y del complejo
Sony con su singular techo futurista.
En la capital se han asentado las nuevas embajadas y ministerios, aunque la
mayor atracción para los visitantes de nuestra ciudad es el Reichstag
con su cúpula abierta al público. Dicha cúpula no es únicamente el símbolo de
la ciudad sino que su transparencia denota igualmente la República de Berlín.